Durante la planeación de exhibiciones en el Harry Ransom Center, los curadores seleccionan los materiales que consideran más relevantes en las colecciones y que, a su vez, mejor se relacionan con los temas de cada muestra. Posteriormente los restauradores evalúan la condición física de todos los objetos seleccionados, con el fin de entender su fragilidad material, evaluar los posibles riesgos y/o requerimientos específicos para exhibirlos de forma segura, tales como la necesidad de construir soportes exactos y a la medida para libros, o establecer niveles de iluminación para fotografías. En el caso de Elliott Erwitt: Home Around the World, se determinó cuáles fotografías podrían beneficiarse de algunos tratamientos de conservación.
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Dos fotografías incluídas en esta exhibición, provenientes de la colección Alfred A. Knopf, Inc., presentaban fragmentos de cinta autoadhesiva transparente, bastante envejecida, adherida directamente sobre la imagen. Se les llama “autoadhesivas” o “pressure sensitive tapes” en inglés, debido a que requieren de una ligera presión para pegarse fácilmente a casi cualquier superficie. Estos adhesivos son fabricados a partir de caucho natural, y con el pasar del tiempo se vuelven rígidos, pierden su capacidad adherente y adquieren una coloración amarilla oscura que puede ocasionar manchas permanentes en documentos y fotografías. En el caso de las fotografías de Erwitt, la cinta deteriorada y amarillenta estaba causando problemas estéticos por encontrarse directamente sobre la emulsión fotográfica. Para recuperar las cualidades fotográficas, y al mismo tiempo evitar manchas irreversibles en la imagen, los tratamientos de conservación se centraron en remover, tanto como fuera posible, las cintas y los restos de adhesivo envejecidos.
El primer paso consistió en identificar la técnica fotográfica por medio de la observación bajo microscopio, se determinó que se trata de dos impresiones de plata gelatina sobre papel de fibra. Esto nos permitió escoger solventes y técnicas de limpieza apropiados que no alteraron física o estéticamente a las fotografías. Los tratamientos iniciaron con la remoción de suciedad superficial, utilizando primero borradores de vinilo libres de azufre en el reverso, y luego solventes suaves aplicados con hisopos de algodón en la emulsión. Esta limpieza inicial previene deterioros posteriores y evita complicaciones en los siguientes pasos del tratamiento de conservación.
Para remover las cintas, primero se removió el soporte plástico aplicando localmente una pequeña corriente de aire caliente que ablanda el adhesivo, y permite retirar el soporte mecánicamente utilizando una micro-espátula y unas pinzas muy delgadas. Es un procedimiento que requiere delicadeza y precisión para evitar alteraciones en el brillo o textura de las emulsiones fotográficas. Posteriormente, se usaron solventes que, aplicados con pequeños hisopos de algodón, permitieron reblandecer y remover los restos de adhesivo amarillentos.
Finalmente, algunas áreas en donde la emulsión se encontraba craquelada o presentaba desprendimientos, fueron consolidadas bajo microscopio, aplicando localmente y con finos pinceles gelatina de grado fotográfico, y secando cada área con ayuda de pequeños cartones secantes y un ligero peso para evitar deformaciones del papel.
En este caso, los satisfactorios resultados nos muestran imágenes libres de manchas, listas para ser apreciadas por su tema, valores tonales y composición.