Antes de la invención de materiales plásticos, el vidrio y el papel eran los materiales principales para producir negativos en blanco y negro. Las placas de vidrio con emulsión de gelatina fueron producidas desde finales del siglo diecinueve (XIX) hasta mediados del siglo veinte (XX). La transparencia del vidrio facilitó la popularidad de estas placas entre fotógrafos, ya que les permitió producir imágenes muy nítidas y con gran detalle en un corto período de tiempo — menos de un segundo. A su vez, el vidrio es frágil y tiende a romperse fácilmente durante viajes, al ser usado para imprimir imágenes positivas, o incluso en almacenamiento, por lo cual es muy común encontrar placas rotas en archivos fotográficos de esas épocas.
Los acervos de artes escénicas en el Harry Ransom Center contienen una importante colección de negativos en placas de vidrio que datan aproximadamente desde 1890 hasta 1920, contienen imágenes de producciones teatrales y fachadas de teatros en Broadway. Entre ellos se encuentran algunas imágenes coleccionadas por Albert Davis, un coleccionista de material teatral y cuya colección llegó a The University of Texas at Austin en 1956. El departamento de conservación examinó y está actualmente realizando tratamientos de conservación en dichas placas fragmentadas de la colección “Albert Davis”, con el fin de facilitar y permitir un acceso seguro a investigadores.
Una de las placas tratadas es una imagen del Rialto Theatre, un teatro de cine que se encontraba en las calles Broadway y 42 en el distrito teatral en la Ciudad de Nueva York, ubicación donde anteriormente se encontraba el Victoria Theatre de Oscar Hammerstein. El Rialto abrió sus puertas el 21 de abril de 1916, pero fue demolido en 1935, para dar paso a un nuevo y más pequeño Rialto, con un estilo Art Déco.
Esta imagen del Rialto Theatre fue tomada alrededor de 1920 por White Studio, un prominente estudio de fotografía teatral en la ciudad de Nueva York que estuvo activo entre 1905 y 1925.
La placa de vidrio llegó rota en dos partes al laboratorio de conservación de fotografías. Como conservadora de fotografías, examiné la placa cuidadosamente y, después de considerar la estabilidad de la emulsión de gelatina y de la imagen, decidí adherir los fragmentos usando una resina acrílica, conocida comercialmente como Paraloid B–72. Entre otras ventajas, esta resina no interfiere con la transparencia del vidrio, no se torna amarillenta con el tiempo, y es lo suficientemente fuerte para mantener los fragmentos unidos. Lo cual facilitará el futuro uso, acceso y almacenamiento seguro de las placas.
Para empezar, primero realicé la limpieza de cada fragmento para remover partículas de polvo, suciedad y residuos grasos en el vidrio. Luego, continué con la alineación de la imagen a lo largo de la fractura, manteniendo los fragmentos horizontalmente y la superficie del vidrio hacia arriba. Cuando la imagen estaba perfectamente alineada y asegurada, apliqué la resina acrílica a lo largo de la fractura usando un hisopo hecho con hilos de acero, el cual me permitió aplicar muy pequeñas cantidades de adhesivo. Al ser aplicada, la resina se desplaza a través de la fractura por medio de acción capilar, permitiendo la tracción de la cantidad necesaria de adhesivo con un mínimo exceso en la superficie. Dejé secando el adhesivo durante un par de días y, finalmente, limpié los residuos de resina con una pequeña cantidad de solventes.
Como paso final, para prevenir futuros deterioros, cada placa recibe una caja de almacenamiento hecha a la medida, la cual se conoce como sink-mat, y se construye en el laboratorio de conservación con materiales de alta calidad que aseguran la preservación de las colecciones a largo plazo, como el cartón corrugado libre de ácido, el cual proporciona soporte suficiente para las placas de vidrio, protege la emulsión fotográfica, y facilita el acceso a la placa de vidrio.
Los negativos en placas de vidrio son útiles incluso cuando están fragmentados, ya que es posible imprimirlos varias veces en papel fotográfico. Preservar estos materiales fotográficos beneficiará en gran medida a futuras generaciones de investigadores interesados en la práctica fotográfica antes de la revolución digital.
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